La vida de Leonardo da Vinci fue apasionante. Protagonista de una fascinante y agitada etapa artística e histórica como fue el Renacimiento Italiano de los siglos XV y XVI. En la siguiente infografía: Breve e ilustrada biografía de Leonardo da Vinci, resumo los que se podrían considerar los momentos más importantes de su vida.
Leonardo Da Vinci es reconocido como ejemplo de Hombre del Renacimiento debido a su insaciable curiosidad. Se sumergió de lleno en muy diferentes disciplinas, siempre buscando comprender la realidad para poder expresarla después a través de su arte.
Conocido como Leonardo Da Vinci: el polímata, fue afamado pintor, escultor, arquitecto, escenógrafo, músico, ingeniero, urbanista, botánico, anatomista, óptico e inventor visionario. Y seguro que me dejo olvidado algún otro campo de conocimiento que Leonardo también haya explorado.
Su afán de conocimiento, capacidad de observación, perseverancia y creatividad lo convirtieron a Leonardo da Vinci en un Genio del Renacimiento por su aportación al arte y a la ciencia, a pesar de solo poseer una educación básica, quizá dislexia, una gran cantidad de fracasos y obras inconclusas.
A continuación te dejo una breve biografía de Leonardo da Vinci.
Infancia en Vinci
Leonardo nace en Vinci (una pequeña villa que se encuentra a unos 30 kilómetros de Florencia) el 15 de abril de 1452.
Hijo ilegítimo de Ser Piero da Vinci (notario) y de Caterina (campesina), se cría en sus primeros años en Vinci, junto a sus abuelos y su tío Francesco. Puede que fuera este quien le inculcó a Leonardo su amor por la naturaleza, le transmitiera su curiosidad y aguda capacidad de observación.
En Vinci, Leonardo, asistió a una especie de escuela elemental (scuole d’abaco) donde aprendió a leer y escribir. Al ser zurdo aprendió a hacerlo al revés para no emborronar el papel con la tinta, su peculiar escritura especular. Al ser hijo ilegítimo tenía vedada la posibilidad de asistir a la universidad, así que su educación solo fue elemental.
Aprendiz en el taller de Verrocchio
A los doce años, Francesco, el tío de Leonardo, se casa y también muere su abuelo. Estos acontecimientos fuerzan su marcha de Vinci y pasa a vivir con su padre en Florencia. Este, al ver la habilidad de su hijo para el dibujo, se los muestra a su amigo Andrea del Verrocchio que, maravillado, decide admitirle en su taller como aprendiz.
Verrocchio dirigía el taller más prestigioso de Florencia, producía encargos de pinturas y esculturas, pero también una gran variedad de objetos como escudos, campanas para iglesias, cofres, estandartes para festejos, decorados y escenografías para obras teatrales. Fue en el taller de Verrocchio donde Leonardo aprendió el oficio de pintor, escultor y arquitecto.
Verrocchio, que ya vislumbraba la habilidad de Leonardo, le permitió pintar partes del paisaje del fondo y uno de los dos ángeles de El bautismo de Cristo. Este sería el primer registro de una pintura con autoría de Leonardo. Según Vasari (un tanto dado a la exageración), Verrocchio, después de ver la aportación de Leonardo, dejó de pintar al verse superado por su aprendiz. Lo cierto es que desde ese momento, Verrocchio, se centró en la escultura, dejando la pintura a sus asistentes más antiguos.
Joven maestro y taller propio en Florencia
Con veinte años, Leonardo ya era reconocido como maestro pintor y en 1472 se inscribe en el Gremio de Artistas de Florencia, aunque permaneció unos cinco años más en el taller de Verrocchio, pero ya como colaborador y no como asistente.
En 1476 Leonardo y tres jóvenes más son acusados, mediante denuncia anónima, de sodomía. Una práctica que, aunque común en la Florencia de la época, era ilegal. Finalmente todos fueron absueltos.
En 1477 Leonardo establece su propio taller en Florencia, parece que sin demasiado éxito. Por medio de su padre recibe el encargo de pintar el retablo de la capilla de San Bernardo en el Palazzo Vecchio, obra que nunca llegó a realizar.
Durante esta etapa serían sus primeras pinturas como La Anunciación, el Retrato de Ginevra de Benci, La Virgen Dreyfus o del granado, La Virgen del clavel y dos obras que permanecieron inacabadas: La Adoración de los Magos y San Jerónimo penitente. Además, no dejaba de ampliar sus conocimientos con estudios de anatomía, aprendiendo del taller de los hermanos Pollaiolo y pudo observar algunas disecciones que estos realizaban. También de esta época pertenecen algunos diseños de inventos e ingeniería.
Rumbo a Milán
En 1482, Lorenzo de Medici decide tener un gesto diplomático con Ludovico Sforza, duque de Milán, y aliados en aquellos momentos. Envía a Leonardo junto con una lira de plata que él mismo había fabricado y en compañía del músico Atalante Migliorotti. No es destinado a Milán como pintor o ingeniero, sino en calidad de músico. Leonardo, que no conseguía encargos por parte de los Medici, ve esta situación como una oportunidad y decide enviar una carta de Leonardo a Ludovico Sforza. En la misiva, Leonardo se postula, sobre todo, como ingeniero militar, pero también como arquitecto, pintor y escultor, ofreciéndose para realizar una escultura ecuestre en honor del padre de Ludovico: Francisco I Sforza.
La Virgen de las Rocas
No recibió respuesta inmediata de la corte a su carta, pero igualmente permaneció en Milán trabajando como pintor. De esta época sería La Virgen de las Rocas (1483), un encargo de la Confraternidad de la Inmaculada Concepción a quienes no satisfizo una primera versión (Museo del Louvre de París) y tras una demanda judicial, Leonardo pintó una segunda versión (National Gallery de Londres) que seguramente tampoco agradó a los priores con solo unos pocos cambios formales. Otra versión de lo sucedido indica que la primera pintura excedía lo que la Confraternidad tenía estipulado pagar y fue vendida a un particular (puede que Ludovido Sforza o al rey de Francia) y eso forzó a la producción de una segunda pintura.
En 1487 se establece una competición para el diseño de un tiburio (cimborrio) para rematar la imponente catedral gótica de Milán. Al concurso se presentaron un gran número de arquitectos venidos de toda Italia. Durante tres años (hasta 1490 no se otorga el contrato), Leonardo da Vinci se interesa con entusiasmo por este proyecto y participa en la competencia junto con arquitectos como Donato Bramante o Francesco di Giorgio. Finalmente, no será su proyecto el ganador, pero el proceso le sirvió para ganarse una buena reputación como arquitecto y establecer una estrecha y provechosa amistad con Bramante, que trabajaba en la corte para los Sforza.
En la corte de los Sforza
Puede que por recomendación de Bramante, y por la fama de la realización de La Virgen de las Rocas, Ludovico Sforza (conocido como «El Moro») ofrece, en 1488, un primer encargo a Leonardo: el retrato de su amante Cecilia Gallerani que se concreta en la pintura La dama del armiño. A este encargo le siguieron otros como escenógrafo (tareas que ya hacía antes Bramante) como una gran gala sobre la Fiesta del Paraíso, en celebración de la boda del sobrino de duque: Gian Galeazzo, con Isabel de Aragón. A esta producción teatral le siguieron otras como La Mascarada de los Planetas y el gran encargo de Il Cavallo: la escultura ecuestre en honor al padre de Ludovico y para la que ya se ofreció en la famosa carta enviada años antes.
Leonardo, después de seis años a su llegada a Milán, consigue por fin trabajar en la corte de los Sforza, quien le facilita espacio para un taller y alojamiento. Durante este periodo, además de atender los encargos de la corte de Milán, trabajó ideando proyectos militares, grúas, maquinarias de tramoya e instrumentos mecánicos, estudios de anatomía, urbanismo, hidráulica e infinidad de materias que alimentaban su ansía de conocimientos y ejercitaban su increíble creatividad. Además, continúa atareado en el gigantesco molde de barro de Il Cavallo.
Leonardo conoce a Salai «el diablillo», que por entonces solo contaba con diez años. A lo largo de su vida será compañero de Leonardo, pasando a ser más adelante su ayudante, favorito y consentido. Algunos autores creen que llegaron a ser amantes.
El Hombre de Vitruvio
Hacia 1490, Leonardo descubre en la cercana Universidad de Pavía un trabajo sobre proporciones del arquitecto militar romano Marco Vitruvio. Desde este punto de partida, Leonardo realiza su propio estudio de proporciones que daría lugar a su famoso dibujo del Hombre de Vitruvio, con el que busca establecer un canon de las proporciones humanas.
La Última Cena
Ludovico encarga en 1495 a Leonardo un fresco de gran tamaño para el refectorio (comedor) del monasterio de Santa Maria delle Grazie, en Milán. La escena tradicional para estos espacios es la última cena de Jesucristo con sus apóstoles. Durante unos tres años estaría trabajando Leonardo sobre La Última Cena, para muchos es la obra cumbre del pintor florentino, aún a pesar de su grave deterioro. En la obra, Leonardo revela su dominio de la perspectiva, la pintura parece ser una extensión del refectorio donde comían los monjes.
Dibujos para De Divina Proportione de Luca Pacioli
En 1496 conoce al monje y matemático Luca Pacioli, con el que establece una buena amistad. Realizará bellos dibujos geométricos (los que serán sus únicos publicados) para la su obra: De Divina Proportione (Sobre la Proporción Divina) que se publicaría en Venecia en 1509.
Salida de Milán, paso por Mantua y Venecia
En 1499 el ejército del rey francés Luis XII invade Milán. Ludovico Sforza huye a Austria. El bronce que se iba a dedicar a la fundición de Il Cavallo de Leonardo se utilizó para fabricar cañones en la defensa de Milán. Al final no se utilizaron, el rey francés entró en la ciudad sin oposición alguna. Cuando Leonardo supo que los arqueros franceses entrenaban disparando al gigantesco modelo de arcilla del caballo, tuvo claro que era el momento de marchar de Milán.
Arregla sus asuntos para volver a establecerse en Florencia, pero antes hizo paso por Mantua y Venecia. Allí el Senado buscaba un ingeniero militar para hacer frente a la ofensiva turca que estaban soportando. Hizo diseños de una especie de pequeños submarinos y un prototipo de hombre buzo para poder sabotear la armada turca. También realizó estudios para la mejora de sistemas de canales inventando una compuerta sesgada que después tendría influencia en evolución de los diseños de canales venecianos.
De vuelta a Florencia
Al poco de regresar a Florencia recibe el encargo de pintar un retablo de la Basílica de la Annunziata: La Virgen, Santa Ana y el Niño Jesús, aunque demoró bastante la elaboración de la obra que le llevaría unos diez años en terminar.
Cuando Leonardo volvió a Florencia dieciocho años después de partir, la situación política era bien distinta. Los Medici fueron expulsados en 1494 por el rey francés Carlos VIII (antecesor de Luis XII que había entrado en 1499 en Milán) y restableció la república florentina. El mando lo tomó el monje Girolamo Savonarola, dictador de un gobierno religioso fundamentalista. En 1498 Savonarola, por orden del papa Alejandro VI, fue juzgado por herejía y quemado en la hoguera. El gobierno de Florencia recayó en los opositores que restaurando la república.
Viajes por el centro de Italia
César Borgia, hijo del papa Alejandro VI, y conocido por su inteligencia y crueldad, busca un ingeniero militar para reforzar las fortificaciones de las ciudades de la Italia central que iba conquistando en nombre del papado de Roma. Debido a su buena reputación decide contratar a Leonardo da Vinci.
Durante los ocho meses siguientes, Leonardo viaja por toda la Toscana y la vecina Romaña. Realiza multitud de estudios sobre nuevas fortificaciones, construcción de canales, drenajes de pantanos y maravillosos mapas. En octubre de ese mismo año se reúne en Imola con César Borgia y más tarde se une Nicolás Maquiavelo, con quien Leonardo mantuvo una amistad durante años. Parece que aquella convivencia durante meses en Imola, donde Leonardo escuchó relatos de crímenes y asesinatos por parte de César para ascender en el poder, le horrorizaron y renunció al trabajo del Borgia para volver a Florencia a principios de 1503.
Entre Florencia y Milán
A su llegada a Florencia, esta se encontraba en guerra con la ciudad de Pisa. El gobierno florentino instó a Leonardo a ingeniar una solución al conflicto. Basándose en sus conocimientos de geología e hidráulica, ideó un proyecto para desviar el río Arno de Pisa. La original manera de buscar una solución pacífica al conflicto por parte de Leonardo nunca llegó a acometerse.
La Batalla de Anghiari
La guerra con Pisa se alarga y mientras tanto Leonardo recibe del gobierno florentino un prestigioso encargo: pintar La batalla de Anghiari. Un gran fresco que decoraría una de las paredes de la Sala del Consejo del Palazzo Vecchio. Para la pared enfrentada, el gobierno florentino decide encargar el fresco de La batalla de Cascina a Miguel Ángel Buonarroti, con quien Leonardo ya había mantenido una disputa anterior en relación con la ubicación del David de Miguel Ángel. Parece que la convivencia de los dos genios no fue demasiado pacífica. Al poco, Miguel Ángel abandonaría el proyecto al ser reclutado por el papa Julio II en Roma.
Leonardo trabajó durante tres años en el cartón preparatorio de la pintura. Como siempre, su ansiosa curiosidad le llevaba a ir más allá e investigó profundamente la realidad de la batalla. La manera de trabajar de Leonardo precisaba retocar lo pintado así, que al igual que en La Última Cena, decide utilizar una técnica innovadora para pintar al fresco, con un resultado aún peor porque la obra, con el tiempo, quedó totalmente destruida. Solo nos han llegado copias de otros artistas posteriores que llegaron a contemplarla, aunque fuera ya muy estropeada, como la realizada por el genio del Barroco: Peter Paul Rubens.
La Mona Lisa
También de esta época, se cree que hacia 1503, empezaría la elaboración de la que puede sea su obra más afamada y misteriosa: La Mona Lisa o La Gioconda. Obra en la que trabajará toda su vida, siempre insatisfecho en su búsqueda por la perfección. En esta obra Leonardo puso en práctica todas las investigaciones científicas sobre óptica, perspectiva, geometría, luz, color, geología, que había desarrollado en sus cuadernos a lo largo de toda su vida. Puede que sea el cuadro más conocido, no solo de Leonardo da Vinci, sino también del mundo, debido en parte a lo enigmático de su sonrisa.
La ilusión de volar
Leonardo da Vinci estuvo obsesionado toda su vida con encontrar los porqués y los para qué de todo aquello que le suponía un reto a su curiosidad. Puede que la ilusión de volar fuera la mayor de ellas, estudio recurrente durante toda su vida. Ya en la corte de los Sforza en Milán empezó a idear máquinas autopropulsadas que pudieran hacer al hombre volar.
Durante los siguientes años continuó observando a las aves, sus maniobras, movimientos, efectos del aire y aerodinámica. Incluso escribiría de la fuerza de atracción mucho antes que Newton llegara a su Ley de la Gravedad. Hacia 1504, Leonardo resumió sus observaciones y análisis en un cuaderno titulado: Códice sobre el vuelo de los pájaros. Su conclusión, acertadísima, indicaba que el vuelo humano mediante alas mecánicas era imposible debido a las limitaciones de nuestra anatomía, pero sí veía posible planear.
De nuevo en la corte (ahora francesa) de Milán
En 1506, dejando el fresco de La Batalla de Anghiari inacabado en Florencia, Leonardo vuelve a Milán requerido por el rey francés Luis XII. Por entonces, el lugarteniente del rey francés: Charles d’Amboise fue nombrado gobernador de Milán. Admirador de Leonardo, le concedió una generosa asignación económica como artista a la vez que como ingeniero y productor de espectáculos. Así que, al igual que en su primera etapa milanesa para los Sforza, Leonardo diseñó decorados y vestuarios para festejos y mascaradas, pero también realizó estudios sobre las canalizaciones hidráulicas de la ciudad. Como gratitud para con el gobernador diseño una villa con maravillosos jardines.
Charles d’Amboise le concedía libertad al genio para dedicarse a los estudios y obras que él quisiera. Así que Leonardo pudo trabajar en muchas materias: movimiento del cuerpo humano, flujo de las aguas, la ciencia de la pintura, geometría…
Leonardo permaneció unos seis años en la corte francesa de Milán. Se trató de una etapa de madurez (ya contaba con más de cincuenta años). Pudo en este periodo desarrollar muchos de sus estudios. Algunas obras de esta etapa son: La Virgen, el Niño Jesús y Santa Ana; Leda y el cisne (perdida) y la mencionada Mona Lisa.
En 1507 conoce a Francesco Melzi, con solo quince años, que pasará a ser su alumno y después asistente personal y compañero hasta su fallecimiento.
Estudios de anatomía
Leonardo tuvo que volver a Florencia cuando su querido tío Francesco falleció. Este le dejó todos sus bienes en herencia, pero los hermanastros de Leonardo impugnaron el testamento. Esta situación obligó a Leonardo a permanecer unos meses en Florencia hasta que la resolución del juicio le fue favorable. Aprovechó ese tiempo para intentar poner orden en sus cuadernos manuscritos y decidió que debía centrarse en estudiar la anatomía humana. Estando aún en Florencia, presenció la muerte de un anciano en el hospital de Santa Maria Nuova, al que posteriormente pudo realizar una autopsia, que sirvió para ejecutar el mejor trabajo anatómico de Leonardo.
A su regreso a Milán, Leonardo continuó con sus estudios anatómicos. Entabló amistad con Marcantonio della Torre, espléndido anatomista, con el que pudo mantener discusiones sobre la materia hasta su fallecimiento por peste en 1511.
En la finca de los Melzi
El papa Julio II alentó en 1510 a la formación de una Liga Santa para expulsar a los franceses de Italia. En diciembre de 1511 fueron derrotados y el hijo mejor de Ludovico, Maximiliano Sforza, se instaló en el trono ducal de Milán. Leonardo, incómodo en esa situación, marchó a Vaprio (a unos 30 kilómetros de Milán), a la finca de la familia de su ayudante Melzi, quienes lo acogieron con generosidad. Allí permaneció un par de años estudiando el flujo de las aguas, la botánica, disecando animales y realizando mapas.
Leonardo en Roma
Al fallecimiento del papa Julio II en 1513, León X (Giovanni de Medici, hijo de Lorenzo de Medici) será su sucesor. Leonardo es invitado a través de Giuliano de Medici, hermano del nuevo papa, a trasladarse a la corte papal de Roma.
El florentino es provisto de alojamiento y taller en Belvedere, una lujosa villa cercana al palacio papal en el Vaticano. Disfruta de un ingreso regular sin obligaciones concretas y es tratado con gran respeto. En cambio, los nuevos trabajos que el papa León X encomienda para la reforma de recinto vaticano, elige a artistas más jóvenes como Rafael o Miguel Ángel. Leonardo, probablemente, se sentiría desplazado.
Continuó realizando estudios de botánica y geometría. Diseñó un gran espejo parabólico que se convertía en una gran fuente de calor para hervir agua. Prosiguió con sus disecciones anatómicas en el hospital del Santo Spirito, centrándose en la reproducción y el proceso embrionario. Estas investigaciones chocaban con la doctrina oficial de la Iglesia y el papa León X las declaró como herejía. Prohibieron a Leonardo realizar más disecciones. Así que desplazado como artista e impedido como investigador, a lo que hay que sumar una dolorosa enfermedad, este fue un momento amargo para Leonardo. Cuenta de ello, dan los relatos y dibujos apocalípticos sobre catástrofes terribles, como grandes tormentas e inundaciones.
Durante este período romano pintó San Juan Bautista, su inquietante última obra. Es un angelical, misterioso y sensual joven. Puede que con esta obra Leonardo confiese al mundo del arte su inclinación sexual que hasta entonces había mantenido oculta.
Francia: último destino
En enero de 1515 fallece el rey francés: Luis XII. Su primo: Francisco I, pasa a ser el nuevo rey de Francia. El joven rey es aficionado a las artes y la filosofía, profundo admirador del genio florentino. Hace una primera oferta a Leonardo como pintor del rey en la corte francesa. Este la rechaza, pero a la muerte de su mecenas en Roma: Giuliano de Medici, Leonardo, termina aceptando la oferta de Francisco I. La biografía de Leonardo da Vinci toma un último giro.
En 1516, Leonardo metió todas sus posesiones en unos baúles (sabiendo que sería su último viaje) y cruzó los Alpes acompañado del fiel Melzi. El rey francés recibió a Leonardo en Amboise, proporcionó alojamiento para él y su séquito en la mansión de Clos-Lucé, al lado del castillo.
Francisco I concedió a Leonardo una renta mensual a cambio de poder disfrutar de su compañía y sabiduría. Entre el castillo y la mansión existía un túnel secreto que el rey francés utilizaba para disfrutar de la compañía del florentino casi a diario. Leonardo era alabado por el rey como artista, pero sobre todo, como filósofo, lo que actualmente vendría a ser realmente como científico.
Durante esta última etapa de su vida, Leonardo, intentó poner orden entre sus cuadernos y proyectó diferentes tratados sobre pintura, perspectiva, la luz y la sombra, geometría, anatomía, entre otras materias. Para el rey francés aún alcanzará en asesorar proyectos de arquitectura e ingeniería, con una concepción visionaria de las ciudades como sistemas abiertos y saludables. También llegó a producir representaciones teatrales para festejos recurriendo a las que ya había producido en Milán treinta años antes.
Testamento y muerte de Leonardo
En abril de 1519, viendo próxima la muerte, Leonardo registró testamento a favor de su leal discípulo Francesco Melzi, a quien legó sus pertenencias, pinturas y todos los cuadernos de notas.
Poco después, el 2 de mayo de 1519, muere Leonardo da Vinci en la mansión de Clous-Lucé en Amboise, Francia. Según la leyenda, en brazos del rey francés Francisco I.
Imágenes: Salva Franco (infografía) y Wikimedia Commons.