Cryptex: el no invento de Leonardo da Vinci

¿Cómo funciona el cryptex de El código Da Vinci?

El cryptex (o criptex, en español) es un artilugio de forma cilíndrica, que en su parte externa tiene una serie de ruedas con letras. El cilindro permanece cerrado hasta que se coloca, como si de una caja fuerte se tratara, una contraseña. Al introducir la clave correcta, el aparato permite que se abra y de su interior se puede extraer aquello que se haya querido preservar. En la ficción de Brown es un papiro que además está enrollado en una probeta con vinagre que, si se fuerza o se manipula incorrectamente, se derrama y hace descomponerse al papiro. En el caso de los cryptex que se venden en Amazon no existe esta probeta de vinagre, simplemente funciona como una pequeña caja fuerte.

Esto da bastante juego a la novela y a la película. La investigación de los dos protagonistas va avanzando hasta que encuentran el famoso aparato (cryptex o criptex, como más te guste) y deben colocar una clave resultado de sus averiguaciones. No te desvelo más por si quieres ver la peli o si quieres leer el libro.

¿Cómo fabrica Dan Brown la idea de que el cryptex es un invento de Leonardo da Vinci?

El autor se vale para crear su novela de esa aura de misterio y misticismo que envuelve a la figura de Leonardo da Vinci, para retorcer un tanto la historia y crear una trama llena de aventuras, averiguaciones, desafíos y acertijos, como si de un escape room se tratara.

En la novela El código Da Vinci explica que Leonardo dejó el diseño del cryptex en uno de sus diarios secretos. Sabemos que muchos de los cuadernos de Leonardo da Vinci se perdieron, pero no parece que existieran «diarios secretos». Según la inventiva del autor, Leonardo inventó este artilugio (criptex) para enviar mensajes seguros y encriptados a largas distancias. Aunque no explica como el receptor podía saber la clave para abrir el cryptex cuando este fuera recibido.

Aunque el cryptex no sea invención de Leonardo da Vinci, tiene su gracia para guardar objetos o secretos en su interior, a modo de una pequeña caja fuerte. Muy útil para utilizarse en juegos de rol en vivo, en gincana o en un escape room. También puede ser un buen regalo en sí mismo o como envoltorio, un tanto enigmático, para un objeto de valor.

El antecedente: la escítala

Sí, la escítala, ahora léelo en alto y ríete un rato.

Yo no estoy en la cabeza del amigo Brown, pero este artilugio de nombre un tanto exótico (y erótico) es un antecedente de tiempo de los antiguos griegos, más concretamente los espartanos. Un sistema de encriptación de mensajes, que a mí me recuerda un tanto en apariencia al cryptex.

Consistía en dos varas (escítalas) octogonales o decagonales del parecido grosor. El emisor escribía horizontalmente sobre la vara y al desenrollar la cinta se creaba un mensaje oculto. Se enviaba esta tira al receptor que, para descifrar el mensaje, utilizaba la vara gemela en la que se enrollaba para poder leer el mensaje.

La misteriosa aura de Leonardo da Vinci

Dan Brown explota esta faceta misteriosa del genio florentino en su novela de 2003 El código Da Vinci, que consiguió ser un superventas y del que después se realizó la película, que no deja de ser una superproducción hollywoodiense.

De los inventos de Leonardo da Vinci no soy capaz de encontrar nada parecido, en todo caso, y un tanto alejado: la máquina de sumar o calculadora que aparece en el Códice Madrid I (folio 36v).

Aunque se ha construido esa atmósfera misteriosa alrededor de Leonardo da Vinci, llena de enigmas, secretos, simbolismos, en sus manuscritos nunca aparece la intención de mantener oculto ninguno de sus ingenios. Además, solía dejar escritos explicativos en aquellos que son algo más que un boceto rápido. Solo existe la excepción del traje de buzo, que no quiere precisar debido a la posibilidad de que se pueda utilizar con aviesas intenciones. Siempre queda el recurso narrativo, un tanto manido, de que el diseño del cryptex se halló en un cuaderno secreto del genio florentino